Lo
que hoy os voy a contar es real. Lamento no haber publicado con anterioridad
esta entrada, pero todo ocurrió a mediados de julio, con el concurso de
críticas en su fase final y las últimas entradas de la temporada ya
programadas y que versaban sobre cuestiones de actualidad en aquel momento
(como la salida de Altair Jarabo de la telenovela que estaba protagonizando o los
Premios Tu Mundo).
Como
os decía, mediados de julio. Jueves 14, a eso de las ocho de la tarde. Voy como
ocupante de un autobús interurbano que se detiene en un semáforo de la calle
Hermanos Menéndez Pidal, una de las arterias de Oviedo, con seis carriles, tres en cada sentido.
Soy muy de fijarme en
qué van haciendo los de los otros coches cuando viajo en autobús y especialmente, cuando el autobús se detiene en un semáforo. Aquel día no
fue la excepción y me dio por mirar qué hacían los ocupantes del que estaba
parado en el carril de al lado.
Así que giré la cabeza y me llevé una grandísima sorpresa, ya que la
copiloto estaba leyendo en su teléfono, de considerable tamaño, una entrada de este blog. Por
las muchas imágenes que contenía lo que estaba leyendo, quizás, una crítica de las
publicadas aquellos días en el concurso. No os imagináis lo contento que me
puse al reconocer la cabecera de la página y el diseño de la versión para
móviles, que es más simple que el que hay para ordenadores. Si llego a ir en
coche, conociéndome, bajo la ventanilla y le doy las gracias, aun a riesgo de parecer un loco. Pero el autobús es el
autobús y no solo no tiene ventanillas, sino que además, era un interurbano, que son más altos que los urbanos. Por eso únicamente pude verle las manos con las que
sujetaba el teléfono y las piernas, ya que llevaba pantalones cortos. No sé más
de la mujer. No sé si era rubia, morena, pelirroja, joven, mayor… Nada.
Tampoco sé si
se trataba de una lectora habitual o de una lectora de esos muchos que buscan
algo en Google sobre el género o una telenovela en concreto y acaban llegando
aquí.
En
cualquier caso, no quería dejar pasar la ocasión, por si leyese esta entrada,
para dar las gracias a aquella mujer que el 14 de julio viajaba como copiloto a bordo de
un Megane blanco, con matrícula –HVV, que al ponerse en verde el semáforo salió
en dirección a la Avenida Padre Vinjoy, mientras que mi autobús siguió hacia la
calle Muñiz Toca.
En
los años que llevo blogueando, casi nueve en el otro blog que coordino y cuatro
en este, nunca me había pasado algo igual. Con lo contento que me puse, ojalá me
vuelva a pasar alguna vez más.
Comentarios
Gefemo yo no era la del coche, sino me daría una rabia...jaj
Me encantaría decirte que era yo, pero no, jajaj lástima.
Saludos!!
Añado algo para dar un poco más de juego... Tengo la matrícula completa del coche (es decir, números y las letras que ahí tenéis). Si aparece la lectora y me dice los números de la matrícula (y conciden, lógicamente, con los que yo tengo anotados) la invito a un café.
Queda dicho y estáis aquí Leda Leda, Tessa y Altair como testigos.
Un saludo!
Mantengo la apuesta y la esperanza. Sumo a Silca como testigo. Por cierto, aprovecho para decir a todo el mundo que hay que visitar Oviedo. Lo único malo que tiene esta ciudad son unas cuantas calles empinadas jajaja
Un saludo!