La
“Pobre diabla” argentina, de 1990, la
dio a conocer en todo el mundo como la malvada de María Elena. Era su segunda
villana, después de haber hecho trastadas un año antes en la telenovela
venezolana “María, María”.
Os
hablo de Mara Croatto, una de las villanas estrella de las telenovelas de los
años 90 y parte de la primera década del siglo XXI. En su carrera destacan
muchos personajes, como Graciela Serrano (la mala de “Marielena”, de 1992), Verona Calatrava (la mala de “Aguamarina”, de 1997) o Eduarda
Arismendi (la hermana mala del protagonista de “Gata salvaje”, de 2002).
Mara
Croatto tenía una carrera más que consolidada como actriz y nunca le faltó
trabajo en los años en que estuvo en activo. Su último papel fue el de Estrella
Granados (¿homenaje a Eva Granados, la de “Gata
salvaje”?) en la telenovela “Valeria”,
en el año 2008. Desde entonces, permanece desaparecida de las pantallas.
¿La
causa?
Al
igual que su marido, José
Ángel Llamas, Mara decidió convertirse al cristianismo allá por el 2009 y,
como su esposo, ha señalado en alguna que otra ocasión que está contentísima
rezando y llevando una vida cristiana y que se veía como un títere en manos de
productores de televisión. Ha rechazado, por el momento, volver al género y a
la vida artística.
Ya
sabéis lo que opino de estas cosas...
Que
de un día para otro alguien se vuelva fanático de una religión, mandando a
paseo su vida, me parece algo más propio de una secta que de una religión. Es
como si yo os saltara hoy mismo con que dejo el blog, mi trabajo y todo lo que
me rodea para irme al seminario.
Lo
que más me intriga es cómo son capaces de vivir, económicamente hablando, esta
gente que lo deja todo por la religión. ¿Les pagará la parroquia o el cura de
turno sus facturas en agradecimiento por haberse vuelto cristianísimos? Porque
los ahorros, pocos o muchos, llegan a acabarse…
Volviendo
a Mara, está a tiempo de volver. Tiene 46 años y todavía, si quiere, podría
hacer muchas maldades más en el género.
Comentarios
Totalmente de acuerdo. Es respetable su decisión, aunque yo, no entiendo cómo una persona puede tomar una decisión tan drástica de un día a otro. No es cambiar de trabajo, ni cambiar de coche, o mudarse de casa. Es dar un giro a tu vida de 180º. Y no consigo entender que lo manden todo a volar, por muy cansados que estén de su vida anterior.
No se trata de fanatismo, son ustedes que ven mal el dejar de hacer una cosa que no edifica por servir a Dios. Es como cuando una persona piensa de que no quiere ser mas abogado porque se dio cuenta de que como cocinero le ira mejor y disfruta mas cocinando que viendo papeles. Se trata simplemente de hacer y en creer lo que a uno le llena el espíritu y da gozo. Y el Senor siempre provee, usted habla porque no lee la biblia. que Dios toque sus corazones. amen !