La alianza Telemundo-Argos nos ha
dejado muchísimas telenovelas de calidad; historias muy bien contadas y con una
factura estupenda. Sin embargo, como en toda casa de vecino, siempre hay alguna
telenovela un poco más floja que el resto. En el caso de este par, la ‘oveja
negra’ ha sido, para mí, “Marina”.
Y es que “Marina” empezó bien, para qué negarlo, con unos primeros capítulos
trepidantes en los que pasó de todo (secuestros, muertes y desapariciones de
villanos, la boda de los protagonistas…). Lo que siguió, con el paso de los
años en la historia, tampoco estuvo mal. Sin embargo el argumento inicial se
acabó antes de llegar al capítulo 100 y, a partir de ahí, la cosa se basó en
alargues absurdos que se entrelazaron entre sí hasta llegar a los 169 capítulos.
Alargues absurdos como la chorrada esa
de que Patty se enamorase de Julio (sin saber que era Julio) de la noche a la
mañana, e incluso estuviese a punto de casarse con él (o se casaban, no lo
recuerdo ahora mismo). ¡Cómo lloró Patty con la muerte de Julio! Y nada, a los
dos días, otra vez enamoradísima de Chuy… Otra trama absurdísima fue la de
Silvia, una compañera de Chuy al que ella acusaba de haberla violado y dejarla
embarazada. Y junto a estas tramas ‘chorras’, otros desfases como personajes
que aparecían de la nada (como Mónica, la exmujer de Federico, o María, la
sobrina de ‘El Latas’) o personajes que desaparecieron sin dejar rastro (véase
Papalote, por ejemplo, o Lázara).
Parecía que se iba improvisando, que
los guionistas no tenían claro qué hacer una vez que acabaron el argumento
original. Si la hubieran terminado a tiempo, con 100 capítulos, más o menos,
hubiera sido hasta una buena telenovela. Por cierto, para quien no lo sepa, la
historia corría a cargo de Alberto Gómez, autor de “Gata salvaje”, “Ángel rebelde”, “Acorralada”, “Corazón
apasionado” o “Mar de amor”, por
citar algunas de sus ‘joyas’.
Lo único bueno que nos dejó “Marina” fue a Sandra Echeverría y la
popularidad que la telenovela le dio (yo, por ejemplo, la sigo desde entonces) y
los exteriores, rodados en Acapulco. Jamás
entenderé el éxito que tuvo en prácticamente todo el mundo.
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